Entre los mayores problemas que hoy enfrenta la familia en América
Latina y alrededor del mundo se destaca uno que atenta directamente
contra la convivencia: la violencia en la familia.
Se trata de un problema del cual, como demuestran los estudios que se han hecho sobre el tema, no se exime ninguna clase social.
Se trata de un problema del cual, como demuestran los estudios que se han hecho sobre el tema, no se exime ninguna clase social.
El principal cómplice de la
violencia en la familia es el silencio,el silencio no sólo de los
victimarios sino también de las víctimas. Se esperaría que las iglesias
cristianas se pusieran a la vanguardia de la lucha contra la violencia
en la familia, ya que ellas han sido convocadas a velar por el respeto a
la dignidad de todo ser humano y a proveer un contexto apropiado para
la formación de personas capaces de establecer relaciones sanas, basadas
en el amor, dentro y fuera de la familia. Lamentablemente, no siempre
es así. Por el contrario, a menudo lo que más fomentan las iglesias
cristianas frente a la violencia en la familia es el silencio.
En este contexto, no se puede exagerar la importancia de este libro escrito por una autora que conoce a fondo el tema y sabe por experiencia que las Escrituras ofrecen los recursos necesarios para que las iglesias formen personas dispuestas a romper el silencio frente a ese mal endémico y a permitir que el Espíritu de Dios las habilite para experimentar la realidad de shalom en sus relaciones interpersonales en general y familiares en particular. Las pautas que aquí se dan apuntan a lograr que las iglesias se atrevan a romper el silencio y se constituyan en agentes de cambio en relación con la violencia en la familia.
En este contexto, no se puede exagerar la importancia de este libro escrito por una autora que conoce a fondo el tema y sabe por experiencia que las Escrituras ofrecen los recursos necesarios para que las iglesias formen personas dispuestas a romper el silencio frente a ese mal endémico y a permitir que el Espíritu de Dios las habilite para experimentar la realidad de shalom en sus relaciones interpersonales en general y familiares en particular. Las pautas que aquí se dan apuntan a lograr que las iglesias se atrevan a romper el silencio y se constituyan en agentes de cambio en relación con la violencia en la familia.
Publicar un comentario