Los
tenemos en alta estima. Aprendemos de ellos. Exaltamos sus virtudes y
dejamos a un lado sus sufrimientos. Unos los consideramos grandes
ejemplos, para otros son nuestros héroes.
Nos gusta hablar de ellos y
despiertan nuestra euforia cuando los recordamos. Encontramos su nombre
en múltiples libros, incluyendo el mejor de todos los tiempos.
Estuvieron en la mira
del Creador y ahora en nuestras memorias. Sus cuerpos están enterrados,
pero sus enseñanzas permanecen vivas. En sus días en la tierra
contemplaron la aurora y experimentaron la calamidad.
Apreciaron días celestes
y sobrellevaron noches oscuras. La ladera, el desierto, la soledad, el
desprecio, el fracaso, el despojo, la pérdida, el odio, son parte de las
experiencias que nuestros héroes atravesaron. ¿Se ha preguntado alguna
vez que fue lo que llamó la atención de Dios para haber escrito la
historia con`Job, David, Pablo, Pedro, Moisés, Noé, Gedeón y Rut?`
Fueron personas ordinarias.
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